martes, 3 de septiembre de 2013

Segunda persona en singular.

Tú aquí. Tú a mi lado.

Tú sin estar y estando en todas partes. Tú en mis ojos. Tú saludándome. Tú en mis oídos y tu voz llamándome en el inicio del mundo.

Tú apareciendo y tu cabello rizado surcando mi horizonte. Tú, misterio. Tú destellando en mis recuerdos y tú ocasional colocando una estrella (el inicio de mi galaxia habitada).

Tú en el dolor. Tú de luz perdida centelleando con la mía. Tú y yo, ahogados ya en el llanto.

¡Tú, mundo! Tú, universo de cosas infinitas. Tu música envolvente acercándome a cada paso; tú, música. Tú pronunciado por mi boca, tú encontrado en mis pensamientos, tú exhalado en mis suspiros y tú, tú, repentina necesidad de saberte.

Tú de sorpresa. Tú, el sabor de tu boca. Tú revelándome y re descubriéndome en un millón de formas. Tú y todo mi cariño contigo tú y mi amor palpitando por ti. Tú arraigado en lo más hondo de mi alma. Tú con tu nombre en mi corazón.

Tú, cobre encendido. Tú, explosión etérea. Tú, colisión de estrellas. Tú, viaje interminable en un suspiro, en un profundo movimiento. Tú llenándome mis adentros y todos mis vacíos.

Tú en mí. Tú conmigo.

Tú, mi diálogo eterno. Tú, el de la maravillosa existencia. Tú, el uno en un millón.

Tú, el que me hace sonreír cada minuto.

Tú, por quien vale la pena vivir siete vidas más.

Tú y en ti se me van todas las palabras.

Tú, de mi vida.

Tú, eres tú.